En el último mes los principales periódicos de los Estados Unidos dieron cuenta sobre la determinación de su gobierno de “aumentar las escuchas telefónicas, interceptar correos electrónicos y colocar miles de sofisticadas cámaras filmadoras en cada ciudad, en cada lugar público de todos los estados norteamericanos, con el fin de preservar la seguridad de sus habitantes”.
Los diarios USA Today, Washington Post y The New York Times alertaron, en diversas notas editoriales, sobre el “impactante” aumento en la utilización de alta tecnología- ligada a la seguridad- para que “todo ciudadano norteamericano se encuentre bajo algún tipo de control”.
Computadoras, teléfonos, filmadoras en baños, subtes, teatros, calles, estadios, automóviles, hoteles, colectivos, trabajos, bares, shoppings, aviones, escuelas, universidades, bailes, teatros, cines, terminales de micros y trenes, plazas y todo aquel espacio -público o privado- por donde un ser humano transite o “haga su vida normal” tendrá miradas y oídos atentos a sus movimientos, cuyo supervisor principal es el Pentágono.
Este último fin de semana, el presidente de los EE.UU. George Bush, anunció que las medidas de vigilancia “contra el terrorismo se verán aumentadas”.
¿Aumentadas?
¿Qué rincón ha quedado fuera de la mirada-kryptonita del Gran Hermano Planetario?, ya casi ninguno: La sociedad del control va camino a su máxima expresión.
Más de 200 millones de hombres y mujeres violados en su intimidad, en tanto, salvo honrosas excepciones, las autodenominadas entidades “defensoras de la libertad de expresión”, ¿qué han dicho sobre esta determinación?: NADA.
Una de ellas, de las “honorables” organizaciones que nos dicen dónde hay o no libertad, han dedicado casi el 75% de sus últimos comunicados a criticar a los gobiernos soberanos de Venezuela, Cuba, Ecuador y Nicaragua. Estamos hablando de la “neutra y objetiva” asociación Reporteros Sin Fronteras.
¿Qué de dónde recibe su principal financiamiento para recorrer con sus “verdades” el mundo?, sí correcto, acertó: de los Estados Unidos.
¿Cuántos medios, periodistas o entidades y organizaciones ligadas a la comunicación denuncian sistemáticamente lo que produce el gobierno de los Estados Unidos (se puede agregar a Europa) en relación a la libertad “de vivir sin ser espiado”?
El comunicador ciego, sordo y mudo va conformando un nuevo estilo periodístico. Estilo que a esta altura de lo sucedido en los últimos años en el planeta, pasa a ser la vestimenta de la mentira organizada, protectora y encubridora del imperio mirador del mundo.
Bien señala el escritor e investigador, Jacob Bañuelos “Todo pasa por el ojo de la vigilancia. Es decir, la sociedad tiende a establecer una vigilancia visual sobre muerte, sexo, identidad, cuerpo, memoria, comunicación y verdad. La vigilancia es el discurso que pretende dar legitimidad al ejercicio del poder. La vigilancia como discurso legitimador del poder. La gran paradoja es: ¿quién vigila a quién?, ¿quién tiene el poder de vigilar? Y otro punto ¿quién realiza la vigilancia de la vigilancia? Como respuesta tenemos el establecimiento de un régimen de co-vigilancia y auto-vigilancia.
Y describe con profunda crudeza el mundo real, el de hoy al afirmar e informarnos que “el régimen de la vigilancia cobra forma: circuitos cerrados de televisión (CCTV), programas de reconocimiento facial, sensores de proximidad, detectores de movimiento, cámaras infrarrojas, cámaras robots, secuenciadores de video, sensores de humo, contactos magnéticos, cámaras de intemperie con radiofrecuencia, cámaras de baja iluminación con cobertura de hasta 120m en total oscuridad, de interiores visibles u ocultas, cámaras acuáticas, criptografía, red de inteligencia ECHELON (de Jam Echelon) y ENFOPOL (redes norteamericana y europea respectivamente, dedicadas interceptar y detectar emisiones electrónicas y digitales, conversaciones telefónicas, e-mail y msn, tanto públicas como privadas y el espacio Shengen, lugar de vigilancia y seguridad creado para control migratorio e inmigratorio en Europa.
El “Nuevo” periodismo sordo, ciego y mudo no monta un trabajo comunicacional en sus grandes medios para informar de todas estas violaciones a la libertad de expresión, hacerlo sería como tirarse un tiro en sus propios genitales.
Eso sí, crear medios de comunicación propios, adjudicar radios comunitarias a diversos sectores sociales o no renovar licencias a canales golpistas, producen en organizaciones como Reporteros sin fronteras un alto nivel de preocupación respecto “al fortalecimiento de la democracia”. La misma democracia que ya mató a 700.000 irakies “para instalar la democracia”. Una pinturita.
Publicado el 2 de agosto por Héctor Sosa (Periodista responsable del Área de Comunicación de la UTPBA) en http://www.utpba.com.ar/
3 comentarios:
Jaja, me hace acordar al Gran Hermano del 1984 de Orson Wells. El pobre Wells, sin embargo, debe estar revolcándose en su tumba. Dentro de poco, la Casa Blanca se va a llamar "Ministerio del Amor" y el pentágono, quizás, el "Ministerio de la Paz". Estos yankees son una panda de payasos. Suerte que ya les queda poco.
Saludos!
K
estimado k...el autor de 1984 es george orwell....solo un detalle, se entiende
nosotros ya tenemos un ministerio de seguridad y "derechos humanos" asi que no podemos criticar nomenclaturas ridiculas para ministerios de otros ispas
ademas la vigilancia irrestricta no solo se da en eeuu, que hace china... o rusia, o cuba llegado el caso
me parece que ustedes miran con un solo ojo
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